Escrito por David Vinyes
Psiconeuroinmunología
David Vinyes
Médico. Sabadell (Barcelona)
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Resumen
La psiconeuroinmunología nos demuestra mediante un método científico unas premisas que son
históricamente defendidas por los modelos médicos no ortodoxos (naturista, homeopático, tradicional chino, ayurvédico, etc.) y por la sabiduría popular, pero que aún no son reconocidas por el
modelo médico científico, aun cuando se usa el mismo lenguaje técnico.
La interacción entre la mente, el sistema nervioso y el sistema inmunitario constituye el eje de nuestra capacidad de adaptación. Y estos sistemas son en realidad uno mismo, pues comparten sus
vehículos y sus receptores de información. Que nosotros necesitemos partir el ser humano para intentar comprenderlo no quiere decir que el ser humano actúe por partes.
Si el entorno repercute en el sujeto, repercute más aún el modo en el que éste lo interpreta, lo siente y lo vive.
Objetivos
Se pretende tomar conciencia de una visión íntegra del ser humano, en el que no hay partes sino un todo interrelacionado con su entorno.
Premisas del Modelo Médico Holístico
Por lo tanto:
El organismo como sistema
La célula, como unidad funcional del organismo, para cumplir sus procesos de un modo idóneo, requiere:
A su vez, el organismo necesita:
Mecanismos de autocuración y protección
Condiciones que promueven los procesos patológicos
Los sistemas de regulación mantienen la homeostasis y con ello la salud. El proceso de enfermar se genera cuando coinciden determinados factores, algunos de los cuales son:
Además debemos recordar la interconexión entre lo físico, psíquico, social, cultural, emocional, espiritual, universal, etc. Y que no hay fronteras entre estos conceptos. Somos seres multidimensionalmente abiertos, y en constante cambio.
La respuesta individual
La respuesta depende de la interpretación cognitiva que el individuo le dé al estímulo como
estresante, por lo que la respuesta neurohormonal ante una misma situación será particular en cada individuo pero no independiente, pues esta interpretación se encentra muy influenciada por
factores culturales y sociales. Queda claro que un pensamiento optimista repercutirá positivamente en la respuesta al estímulo y en las consecuencias psiquico-físicas.
Esta respuesta es individual y depende de infinidad de factores, como la carga genética, la calidad de vida, la fortaleza física, las enfermedades y las intervenciones quirúrgicas previas, los
tóxicos (ambientales, fármacos, alimentarios, etc.), el estado de los astros en el instante del nacimiento, la unión familiar, la relación social y la satisfacción en el trabajo, la satisfacción
de las necesidades de consumo, el duelo, la satisfacción en el sexo, y un largo etcétera.
Los factores estresantes han cambiado de una forma exageradamente rápida desde el comienzo de la era industrial. Lo han hecho a una velocidad mucho mayor que los cambios biológicos necesarios
para poderse adaptar a ellos.
La higiene y los adelantos sanitarios han permitido que los individuos genéticamente débiles sobrevivan y se reproduzcan; los alimentos procesados son de menor calidad y suelen estar contaminados
y alterados; la estructura social y familiar es inestable; hay ausencia de la madre por cuestiones laborales; hacinamiento e ciudades; enorme variedad de estímulos estresantes físicos y químicos
(ruido, contaminación E.M., tóxicos en aire y agua), sociales (horarios, competencias, inseguridad, publicidad excesiva), psicológicos (exigencias, valores contradictorios, desestructuración
familiar) y espirituales (pérdida del sentido de la vida).
Es decir, el tipo de estresor actual tiende a ser de orden social-psicológico, de carácter ambiguo y complejo, por lo que requiere de una gran
capacidad de adaptación. Ante estos estresores no son válidos ni la huida ni el ataque y se genera una situación continua de amenaza sutil que
mantiene al individuo en un estado permanente de alerta y tensión que no puede descargar.
Regulación psico-neuro-endocrino-inmunológica
Para comprender esta regulación, conozcamos primero algunos conceptos sobre el estrés y la respuesta general de adaptación.
Estrés
Reacción individualizada de tensión psico-física que aparece como respuesta a determinados estímulos tanto psíquicos (internos) como ambientales (externos), involucrando procesos normales de adaptación (eustress) así como anormales (distress). Es una reacción muy útil para la supervivencia porque prepara al ser para la acción y para reacciones muy primarias de ataque-huida si es necesario.
El estado de activación PNEI y conductual normal euestrés, aumenta el rendimiento del ser, logrando desempeños muy difíciles de obtener en un estado basal. Después de lograr el objetivo, p.ej. salvarse de la agresión de un perro, la activación decrece rápidamente hasta llegara un estado de tensión por debajo del nivel basal. La relajación puede incrementarse si después del estado de activación, la persona ríe o llora intensamente y de esta forma logra descargar mucha de la tensión acumulada.
Si queda tensión emocional acumulada en la memoria de la persona, pueden aparecer reacciones en cualquier nivel (miedos, angustias, etc.), así como diversas somatizaciones a través del sistema nervioso vegetativo. La terapia que llegue bien al bloqueo que se produjo en ese momento, fácilmente desencadenará esas emociones y como consecuencia se aliviará la enfermedad.
El distrés por el contrario, es ineficaz y se convierte en un obstáculo para el
desenvolvimiento normal. La intensidad de la reacción al estímulo suele ser desproporcionada, y la activación mantiene su estado de alerta y tensión durante un período prolongado. Su intensidad y
su ocurrencia frecuente produce repercusiones en el estado de salud y suele estar implicada en el proceso de enfermar.
La respuesta general de adaptación ocurre como consecuencia de la activación del sistema estresor que genera una adaptación central y una periférica, interactuando simultáneamente con múltiples
áreas cerebrales.
Debemos tener presente que la respuesta de adaptación es mucho más compleja que la simple activación neuro-hormonal. El ser reacciona siempre en su totalidad social, psicológico-emocional, neuro-endocrino-inmunológica, espiritual.
Consecuencias biológicas de la activación
La respuesta estresora supone un estado de activación autonómica, neuro-endocrina y conductual.
Activación Autonómica
La estimulación del sistema simpático-adrenal, compuesto por el sistema nervioso simpático, emergente
del hipotálamo, y por la parte medular de las glándulas suprarrenales, aumenta la producción de noradrenalina (NA) y adrenalina (A), preparando al organismo para enfrentarse al estrés, mantener
el medio interno y facilitar las respuestas de lucha o huida.
La síntesis de NA cerebral se incrementa en caso de estrés físico agudo o crónico, en estados de cólera y agresividad, de interacción social difícil y en caso de conductas de alto riesgo o de
mayor esfuerzo, vigilancia o atención.
La A se ha relacionado con la activación emocional y el estrés psíquico, aumenta en estados de ansiedad, impredictibilidad e incertidumbre.
Activación Neuro-Endocrina
Es lógico suponer que la activación nervioso central preceda a cualquier otra modificación adaptativa
del organismo, bien porque la evaluación cognitiva del entorno es un proceso psíquico de importante sustrato neuronal, bien porque la información neuronal viaja a mayor velocidad que el mensaje
bioquímico en su transporte humoral.
En la eminencia media hipotalámica, encrucijada de la activación biológica y emocional, se producen simultáneamente factores liberadores de distintos sistemas hormonales, encargados
fundamentalmente de la adaptación sistémica.
Sistema de reacción rápida
Hormona Crecimiento (GH)
La disminución de la Testosterona en situaciones estresantes se ha demostrado en animales en lucha jerárquica y en los reclutas que empiezan el entrenamiento militar; posteriormente ha ido ascendiendo en la medida en que el animal gana status o el recluta progresa en su entrenamiento.
Sistema de reacción semi-rápida (eje H-H-A)
Está constituido funcionalmente por las señales cerebrales enviadas a través de NT y péptidos endógenos al hipotálamo, que estimulan la liberación de la hormona liberadora de ACTH (CRF); la ACTH activa la liberación de corticoesteroides en la corteza suprarrenal, y éstos parecen actuar como "tranquilizanes tisulares, que potencian la tolerancia pasiva y la coexistencia con el agente estresor", son hormonas con valor adaptativo y restaurador.
Los corticoides ejercen varias acciones:
Sistema de reacción lenta
Representado por el eje tiroideo, difícil de estudiar en la investigación sobre el estrés, pues es una
respuesta compleja que tarda minutos y puede durar de 6 a 8 días. El estrés inhibe la función tiroidea y todo lo que esto implica.
La sensibilidad del sistema hipofisario-adrenal es extraordinario, activándose ante estímulos nuevos por la simple contemplación de imágenes sugerentes de amenaza o violencia.
La respuesta endocrina se modifica ante diferentes variables:
Activación Conductual
El individuo puede restaurar su homeostasis interna operando sobre el entorno, con el fin de
modificarlo hasta conseguir la sensación de control; en este caso predomina el sistema activador de la acción, que da lugar a conductas de lucha/huida.
Por el contrario, si el sujeto tiene la cognición de indefensión a partir de la evaluación que hace del entorno y de sus posibilidades para afrontarlo, se activa el sistema inhibidor de la
acción, que no es un simple estado de ausencia de conducta, sino la expresión de la claudicación del organismo en sus intentos de adaptarse al medio, manteniendo su orden interno. En
consecuencia, se trata de un estado antihomeostático, caracterizado por una máxima activación nervioso-central y neuro-endocrina, acompañado de inhibición inmunológica y conductual, estados
emocionales displacenteros y expectativas desesperanzadoras negativas de este estado biológico: HTA, AVC, úlceras, asma, ansiedad, depresión, desorganización de los aprendizajes, susceptibilidad
a contraer infecciones, trastornos del sistema inmune.
Esta aparición de síntomas y disfunciones no sirve para reducir la activación del organismo; por el contrario la aparición de síntomas aumentan la activación del SNC.
En caso de que el individuo no pueda huir ni transformar el medio, tiene la opción de emplear estrategias de afrontamiento distintas a las conductuales, con lo que puede reducir el estado de
activación a través de mecanismos primarios como la habituación, o mediante defensas psicológicas (racionalización, proyección, negación, defensa perceptiva, etc.) que modifican la actitud
psicológica del individuo para neutralizar los efectos amenazadores de su percepción del entorno. Se ha demostrado que estos mecanismos reducen el estado de activación, y disminuyen la excreción
de cortisol.
Se ha demostrado que una conducta pasiva, sumisa, resignada y con bloqueo o contención expresiva de las emociones empeora la evolución de las enfermedades neoplásicas.
De los órganos reguladores que mantienen la homeostasis del organismo, es probable que ninguno reciba
más información o afecte a más funciones que el hipotálamo. Es la única estructura que se conozca dentro del sistema nervioso en cuyo funcionamiento participan el tejido nervioso y el endocrino,
siendo vital para la homeostais interna y externa. Todo el sistema nervioso tiene también una función endocrina e inmune.
Los sistemas nervioso central, endocrino e inmune pueden comunicarse en forma bidireccional compartiendo la información y las síntesis de NT, citoquinas y hormonas peptídicas.
Evidencias de comunicación entre sistemas endocrino, inmune y nervioso
No se trata pues de tres sistemas aislados sino que forman un solo sistema o eje neuro-inmuno-endocrino, cuya función es mantener la homeostasis regulando la capacidad defensiva y adaptativa del individuo, en íntima relación con el resto de la totalidad del ser.
Evidencias de la alteración del funcionamiento de este gran sistema por factores emocionales
Galeno, Platón, Sócrates e Hipócrates ya enunciaban que la conexión mente-cuerpo influía en la evolución de la enfermedad, y se centraban en tratar al individuo como totalidad (cuerpo-mente-entorno). Actualmente numerosos estudios reportan la asociación entre la función inmune alterada y factores psicológicos de larga duración (ej. Depresión) o corta duración (ej. Ansiedad).
La mayor relación de la disminución de la actividad inmunitaria mediada por la exposición crónica a los efectos del distrés se ha encontrado cuando el individuo cae en la fase de la indefensión o desesperanza y se siente incapaz de solucionar o controlar eficazmente los conflictos o la situación generadora de sufrimiento, y no la exposición a los estresores per sé.
Un ejemplo impresionante de que hay un lugar alcanzable más allá de la realidad material es la
plegaria. Hace más de veinte años unos investigadores pusieron en marcha unos experimentos para verificar si la plegaria era eficaz. Dividieron en grupos a diversos pacientes de hospitales, todos
ellos gravemente enfermos. Por algunos de ellos se rezaba y por otros no. En todos los casos, se les siguió proporcionando una excelente asistencia médica y, a pesar de ello, el grupo de aquellos
por los que se rezaba pareció recuperarse mejor. El resultado fue tanto más sorprendente cuando se descubrió que la persona que realizaba la plegaria no tenia necesariamente que conocer al
paciente personalmente, ni incluso saber su nombre. Pero no fue hasta 1998 que un equipo de la Universidad de Ducke demostró a todos los escépticos que la plegaria tiene tanta fuerza. Los
investigadores tuvieron en cuenta todo tipo de variables, sin olvidar el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y los resultados clínicos. Se estudiaron 150 pacientes que habían sufrido
intervenciones cardíacas invasivas; ninguno de ellos sabía que alguien rezaba por ellos. Se pidió a 7 grupos religiosos de todo el mundo que rezaran, entre los que se encontraban budistas de
Nepal, monjas carmelitas de Baltimore y Jerusalén Virtual, una organización que pide a los fieles por correo electrónico que envíen plegarias para pegarlas en el muro de las lamentaciones. Los
investigadores descubrieron que los pacientes se recuperaban un 50% mejor si alguien rezaba por ellos.
Incluso ante estos resultados altamente inquietante, tal y como los califican los investigadores, el fenómeno de la plegaria había ganado repentinamente una nueva popularidad aunque olvidaban el
punto esencial. La plegaria es un viaje a la conciencia que conduce a un lugar diferente al que llevan los pensamientos ordinarios. Nos unimos a ella en un lugar en que no cuentan las atadura
corporales. La intención de hacerla bien tiene un efecto sobre las ataduras espacio-tiempo; en otras palabras, la plegaria es un suceso cuántico ejecutado por el cerebro.
(Depak Chopra, en "Conocer a Dios")
Salud no significa curarse, significa sanar. Salud es la fuerza, la capacidad para construirnos, ser más felices, satisfacer nuestras necesidades, desarrollar nuestras potencialidades, cumplir nuestras expectativas y no las de los demás, tener un significado y un propósito de vida y eso significa revisar y hacer un cambio existencial, tener un sentido de vida, hacer lo que nos gusta. Se trata de ser sanos a pesar de una enfermedad y no enfermos saludables.
Bibliografía
Última actualización el Martes 11 de Julio de 2006 01:46